sábado, 23 de enero de 2010

Mi Maestro

Estos dias de encierro reflexivo subencionado me regalan una oportunidad maravillosa, cuanto quisiera que mi vida sea siempre así: una buena paga por aprender más, claro sin la pata coja ni el Celebrex, ni estreptoquinasa y el pie en alto. Ahora que se acercan dias fantásticos de sol, chicas en breves ropas y un cielo azul de verdad, me encantaría viajar en el tiempo para ser un niño otra vez y recordar mi propio verano azul bastante lejos de aqui, con mi bici por el malecón, mis juegos de barrio y la piscina del club. Pero hoy apesar del sol de la peninsula, no puedo dejar de pensar que estamos en junio y como decia Chabuca en "José Antonio" "....cuando te vuelva a encontrar que sea jJunio y garúe....".; de estos dias que ya deben ser muy grises, humedos y frios, yo me reconforto al calor de los recuerdos.
Apesar del tiempo, igual habia que levantarse a las 7 am y ponerse el uniforme de ese color tan feo para ir a un lugar tan bello como mi colegio. Mi primer dia de clase lo recuerdo muy bien y mejor cuando veo la foto de mi padre con el mandil de dentista y yo que no le llegaba ni a la cintura, con una guardapolvo gris con mi nombre bordado en rojo del lado del corazón, yo con una cara de nervios que no podia ocultar la falsa sonrisa a la que me obligó el fotografo. Mi primer amor fué mi señorita Caycho , le queria como a mi madre, ella me enseñó a cantar " tazon de leche" "pulgarcito" y otros gratest hits del momento estudiantil de la infancia, una chola gorda corpulenta con una dulzura de mis universo que me encandiló hasta que nos trasladaron, a mi al 413 y a ella a un colegio de Lima, cuanto la extrañé hasta que me distraje aprendiendo cosas nuevas.
El 413 no era un penal, pero llamarlo por sus números no hace pensar en otra cosa. Este fué mi cole por un año, no me gustaba tanto como mi querido Jardin de la Infancia pero también me divertia en su patio de tierra y tratando de escaparme de los coscorrones del profe Maturrano, que en vano intentó enseñarme a leer y escribir.
Labor que culminaria mi maestro de toda la vida, al que recuerdo con gran admiración y gratitud, él nunca me castigo por nada, apesar de no ser un angelito. No probé del palo, la barita, la palmeta o el San Martin, infames instrumentos de tortura que vi estrellarse más de una vez contra el cuerpo de algunos de mis colegas.
Unas lentillas de color verde con una montura negra le daban a su rostro una seriedad irreal, un lunar en la frente de estilo indú y una raya al medio de hirsutos cabellos le dibujaban el rostro que no hablaba de los muchos años de experiencia conduciendo al alumnado por la senda del saber. Un hablar pausado y firme de un católico de vocación y formación.
Ël nos hizo dominar, la plastilina, la crayola, el lápiz de color y el lápicero. Lo recuerdo con la escuadra en la mano trazando las lineas en el pazarrón para imitar el cuaderno y enseñarnos esa letra tan redonda que parecia tirada a compás, que conservé hasta la secundaria igual que Cervera y Ronceros.
Me acuerdo de un dia que me sacó al frente , alli fué cuando me di cuenta que lo mio no era hablar en público, fué por el dia de las Américas después de mi viaje al Argentina, el terror esceníco cuando me quedé sin decirles palabra alguna a los padres de nuestra escursión a Trujillo, que si recordaba al detalle pero que el miedo paralizó.
Cuando me puso una marinera y no supe qué contestarle de los instrumentos qué escuchaba, para mi era música y punto, no sabia cómo se construía hasta mucho después, es que siempre he llegado tarde a cualquier cita ...incluso con el saber .
Esa labor titanica de hacernos pasar del paleolítico a la ilustración, del acto reflejo pasando por el reflejo condicionado, al pensaiento lógico, hipotetico-deductivo y al abstracto; en cada paso me condujo mi maestro al que le debe gran parte el que ahora recuerda, escribe, aprende y gana .
He buscado luego en la carrera médica algun otro maestro sin mucho exito; me ha tocado vivir la época de la deshumanización del arte y la falta de compromiso , pero no me quedé tranquilo y quise buscar en otro tiempo y lugar lo que no me toco vivir, con los relatos de Sergio Bernales , Carlos Lanfranco y Carlos Alberto Seguin, cuando la medicina era más que una techné que se trasmitía al discipulo. Cuando era, lo que para mi es hasta hoy: un saber de la vida, que solo te lo trasmite quien verdaderamente ha vivido. Repito a Letamendi, citado por Pio Baroja " el que sólo de medicina sabe , ni médicina sabe"
Me he topado con algunos "maestos", pero lo que encontré en algunos fué saber y no sabiduria, cierta arrogancia del que siendo ignorante se cree sábio. En cambio la sencillez de este hombre , la amistad sincera con la que siempre acoje al discípulo del que seguro también él aprende. Con su vida da ejemplo, recordandome uno al que también llamaron maestro otros doce en un pueblo de Judea.
No sé por qué extraña coincidencia no es tu dia el mismo dia del maestro. Yo me adelanto del 5 al 6 y te digo Feliz dia MAESTRO de toda la vida, mi querido Wladimiro Antonio Carreño Chumbes.
Desde VLC
AMAD

1 comentario:

  1. amigo que lindos recuerdos, estoy segura que cada persona que lee tus hermosos articulos vuelve a vivir esos momentos que todos hemos pasado, cada uno en diferentes colegios pero pasamos lo mismo. No dejes de seguir dandonos el regalo de tus lindos recuerdos.

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